«Si quieres ver cómo eras o lo que pensabas hace 30 años no hay nada mejor como pasar una jornada con tus compañeros de clase y recordarás anécdotas que te llevan a entender como has ido evolucionado en tu forma de pensar y mirar con perspectiva lo que para ti era más o menos importante». Así comenzaba el balance de un día muy especial para un numeroso grupo de antiguos alumnos del Colegio San José en palabras de Alfonso Cano, (Pr. 95).
La suya fue una de las seis promociones que vieron aplazada la celebración de su aniversario como antiguos alumnos por causa de la pandemia. Desde la Asociación de Antiguos Alumnos del Colegio no hemos parado de darle vueltas a cómo compensar esa falta en todos ellos, sopesando la evolución y normativas en ámbito sanitario, organizando planes A y planes B, pero siempre con la intención de potenciar el disfrute de nuestros compañeros salvaguardando la prevención como principal punto de interés.
Finalmente y tras distintas vicisitudes, la organización del Día del Antiguo Alumno fijó septiembre como fecha excepcional para que las promociones de 1970, 1971, 1995, 1996, 2010 y 2011 pudieron celebrar sus Bodas de Oro, Plata y Bronce, tanto las correspondientes al verano de 2020 como las de 2021. Participaron muchos de ellos, era complicado que todos pudiesen estar en cualquier fecha que se convocase, pero había que centrarlo. Así el 18 de septiembre quedará en la memoria de todos ellos como un recuerdo excepcional.
«Son días en los que se completa el círculo. Vuelta al origen, a la esencia. Puedes ver el trayecto recorrido, lo que queríamos entonces, lo que hemos avanzado, y volver al origen de nuevo y casi por arte de magia le da sentido a todo. Te reencuentras una vez más con tus hermanos y ves que 25 años son solo un instante. Todo ha cambiado. Nada ha cambiado. Somos los mismos. El principio y el fin en un mismo instante. No es solo un reencuentro con tus amigos del alma, tu familia, es un reencuentro contigo mismo», decía Antonio González Calle, Pr. 1995.
La Eucaristía concelebrada por el P. Antonio Cruz SJ y el P. Juanjo Aguado SJ, -los dos jesuitas destinados a nuestro Colegio durante este curso-, contó con participación de representantes de distintas promociones en las lecturas y en los animados cantos, y el broche de oro lo puso el canto de la Salve tras la poesía Dulcísimo recuerdo de mi vida en boca de la alumna de 5º de Primaria, Águeda Rebollo Arrabal.
Reunidos en el salón de actos con todas las distancias de seguridad posibles escuchamos la intervención de los representantes de las promociones celebrantes con ese toque emotivo y profundo que aporta un día con éste, también nos habló el P. Antonio Cruz SJ que se estrenaba como consiliario, para terminar con el presidente de la Asociación, Ricardo Martínez Galán (Pr. 87).
Ya en los patios pudimos compartir comida y experiencias para rematar una jornada profundamente vivida y sentida por quienes la celebran y quienes la organizan, por toda la carga emocional que conlleva. «Volver a casa. Volver al lugar donde se fue feliz», en palabras de Elena Bravo, Pr. 2010. El reencuentro con los compañeros de la época estudiantil en el Colegio, la convivencia en el lugar donde se inició todo y el resurgir de ese sentido de pertenencia que marca a quienes pasan por aquí.
«Me gusta ver que son personas sencillas comprometidas en su día a día con sus comunidades, empresas y familias para hacer una sociedad mejor y más justa, todo ello respetando la diversidad y libertad de pensamiento». Así terminaba Alfonso Cano su reflexión y con sus palabras ponemos puntos suspensivos a esta crónica que seguirá dando líneas y reflexiones en la próxima edición de la revista Villafranca que publicaremos antes de finalizar este año.
Gabinete de Comunicación.
Deja tu comentario