“Bajo el beso radiante del sol” un grupo de antiguos alumnos del Colegio San José Villafranca estuvimos paseando por Alcalá de Henares, el pasado domingo, visitando algunos de los lugares ignacianos guiados por el P. Rafael Mateos SJ. El grupo no era grande ni pequeño, tenía el tamaño ideal para un encuentro de amigos de toda la vida formado por niños pequeños que son la nueva semilla, granos de oro que están en pleno proceso de formación y mies, unos profesionalmente muy activos y otros más activos aún si cabe, dedicándose a hacer lo que más les gusta en cada momento.
Se esperaba que el día fuera caluroso y temíamos que esto pudiera arruinar de alguna manera la jornada. Sin embargo, una brisa fresca nos acompañó durante todo el recorrido dejando una temperatura primaveral de lo más agradable. En una terraza frente a la Iglesia de Santa María la Mayor, que fuese antigua capilla del Colegio Máximo de la Compañía, los más madrugadores tomábamos un café, mientras el P. Rafael nos iba explicando que la fachada era típicamente jesuita muy similar a la del Gesù de Roma o a la de la Compañía de Jesús en Segovia.
Una vez que estuvimos todo el grupo reunido entramos en la iglesia y la primera curiosidad estaba en la misma puerta, que aún conserva el sello de la Compañía de Jesús en la forja de la cerradura, dejando constancia de que aquella sigue siendo la puerta original de la iglesia que se terminó de construir en 1620. Desde allí, paseando y deteniéndonos de vez en cuando para comentar algunos datos de interés de la ciudad, llegamos al antiguo hospital de Nuestra Señora de la Misericordia, lugar donde se hospedó nuestro querido San Ignacio durante su estancia en Alcalá, a cambio de aportar su trabajo como cocinero para los enfermos a los que se atendía en aquel hospitalillo de beneficencia.
Era precioso ver cómo estaba compuesta la mesa durante la comida, personas de todas las generaciones con un único nexo de unión: el Colegio San José. ¿Qué sería aquello que nos transmitían nuestros queridos jesuitas con sus maneras, su educación y sus valores que muchos años después de dejar el Colegio nos permite reunirnos en un encuentro intergeneracional con la sensación de conocernos de toda la vida?
Por último, y como broche de oro, celebramos la Eucaristía en la capilla del Santísimo en la catedral magistral. Antes de terminar la celebración, rezamos nuestro ya conocido y más que familiar “Tomad Señor y recibid”, tras un descubrimiento que compartió con nosotros el P. Rafa: «en realidad con esta oración no estamos “entregando nada”, sino que le pedimos a Dios lo más grande: “su Amor y Gracia” para poder dar aquello que somos», quizás esos hombres y mujeres para los demás, que tanto repetía San Ignacio en sus charlas. Con el canto de la Salve a la nuestra querida Madre nos despedimos de la catedral, pero hicimos tiempo delante de la puerta principal, como si después de un encuentro de casi siete horas, todavía tuviéramos la sensación de que nos había sabido a poco.
“Después de este encuentro se me ha despertado el gusanillo de volver a visitar el Colegio y encontrarme con mis compañeros”.
“¡Qué oportunidad de poder compartir el estilo del Colegio fuera del Colegio!”
“Mi preocupación por no coincidir con nadie de mi generación se convirtió en una experiencia muy buena”.
Gracias al P. Rafael Mateos Sj por habernos acompañado en esta maravillosa experiencia y gracias a todos los participantes por haber hecho posible este encuentro de renovación de los valores aprendidos en el Colegio.
Eva Carmona Béjar, delegada de Pastoral en la AA.AA.
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