El Colegio San José de Villafranca despedía hace unos días a los participantes en una nueva Operación Inglés que llenó de vida y actividad las instalaciones del centro durante tres semanas del mes de julio. Se cerraba así la décimoquinta edición de este campamento de inmersión total en lengua inglesa que ha atraído en estos años a niños y jóvenes de distintos puntos del país.

Satisfacción en el Colegio anfitrión por el resultado formativo y la experiencia vivida a raíz del convenio firmado en su momento con el campus en Madrid de la Universidad Saint Louis de Missouri, promotora de esta actividad. Agradecimiento mutuo fue el sentimiento que resumió las intervenciones en la despedida, tanto por parte del Director del Colegio San José, el P. Rafael Mateos Sj, como desde la coordinación de Operación Inglés, Hamish Binns, y su equipo. Sus palabras dulcificaron el sentimiento agridulce de la despedida y las lágrimas de los participantes, muchos de los que llegaban expectantes en sus primeras horas para acabar con pena antes de marcharse.

Para conocer el balance que hacen los propios alumnos, contamos con la experiencia de una joven villafranquesa, alumna del Colegio San José, que junto a otros alumnos del centro han participado en este campamento una vez comenzadas sus vacaciones de verano. Clara Valenzuela Carrillo, alumna de ESO, vivió la experiencia OPI por primera vez en esta edición:

«Nunca había escuchado hablar de OPI hasta el año pasado, por eso este verano decidí cambiar un poco y probar algo nuevo sin salir del buen ambiente del Colegio y, además, con la ventaja de mejorar mi inglés.

Creo que no hay palabras para describir la experiencia. Solo puedo decir que, en menos de tres semanas, he hecho muchísimos amigos, he conocido a personas estupendas y, lo más importante, he aprendido inglés con monitores de diferentes partes del mundo.

Cuando llegué el día 2 de julio, pensaba que no me iba a gustar y que tres semanas se me iban a hacer eternas, pero eso cambió enseguida, pues nada más llegar empecé a conocer a gente nueva, a hacer amigos y me sentí como en casa. Porque OPI no es solo un campamento, también es una familia.

Además, nunca te aburrías puesto que, a pesar de que siempre teníamos el mismo horario, todos los días hacíamos actividades distintas. Junto a las clases de inglés, que eran muy entretenidas y lúdicas, también hacíamos fiestas como San Valentín, excursiones a Barcarrota o a Cañamero, workshops y actividades deportivas. Es una pena que no haya OPI nunca más, pues yo volvería a repetir sin duda».

Volverán con otros proyectos, con nuevas experiencias, porque los lazos creados serán difíciles de borrar.
Hasta siempre Operación Inglés.

Gabinete de Comunicación.