Decir Alcalá de Henares en el ámbito jesuita es pensar en los mayores y dejar que afloren recuerdos de quienes por edad o enfermedad se han visto obligados a dejarse cuidar por los hermanos. Desde la Asociación de Antiguos Alumnos se intenta promover una visita cada cierto tiempo a este lugar donde surgen sentimientos de agradecimiento y cariño. Recientemente se producía una de estas citas y algunos de los protagonistas accedieron a dejar por escrito un resumen de lo vivido. Gracias a todos ellos y a los que les acompañaron.

«De camino a Alcalá me preguntaba el por qué diferentes personas, de diferentes edades y promociones y con inquietudes distintas, únicamente con un grupo de WhatsApp y el Colegio en común, íbamos un domingo a la Residencia de los Jesuitas. La respuesta fue rápida, agradecer tanto bien recibido.

Seguidamente fuimos entrando en la Residencia y la Capilla para comenzar la Eucaristía con la grata sorpresa de encontrar a muchos de los jesuitas que hace, no mucho tiempo (algunos más que otros), fueron nuestros profesores y educadores en aquellos tutelares muros (P. Rafael Mateos, P. López Pego, P. Emilio Blas de la Rosa, P. Díaz Moreno, P. Arrizabalaga, H. Ballesta). Disfrutamos de la Eucaristía con ellos y pudimos observar cómo siguen siempre al servicio del otro por amor a Dios, cambiando ahora a los alumnos por hermanos y compañeros. Sencillamente, admirable.

La vuelta a casa fue agradecida por todo lo vivido. Agradecida por habernos educado en el Colegio (algunos con más dificultades que otros por los tiempos), agradecida de poder ver a profesores y educadores después de décadas, lo de décadas en mi caso no, que habían convivido con nosotros día y noche, y agradecida por algo que consideramos normal y habitual, la Asociación, que hace reavivar ese sentimiento por el Colegio y que se percibe allá donde vamos. Simplemente, pudimos observar una vez más, en todo amar y servir», Elena Martín Suero. Promoción 2017.

 “Ha sido muy gratificante el haber visitado a las personas que durante un tiempo se ocuparon de nuestra educación en el colegio y que cuidaron de nosotros. En mi caso ha sido muy emotivo ver de nuevo al P. Emilio Blas de la Rosa y al H. Juan Ballesta, que fueron los responsables cuando estudiaba en 5º y 6º de EGB. También me ha alegrado mucho conocer a los Padres Mateos, Arrizabalaga y López Pego. Espero repetir la visita en más ocasiones”, Luis Vargas-Zúñiga da Costa de Moraes. Promoción 1989.

 “A las limitaciones varias que, por su edad, presentan algunos Padres Jesuitas, se contrapone la alegría, el optimismo y la entrega incondicional del resto de los miembros de esta Comunidad que hacen que el funcionamiento del día a día de ese lugar proyecte frescura, buen ánimo, voluntad de ayuda y protección a los demás. Todo ello al ritmo que marca la batuta del P. Rafael Mateos, anterior Director General el Colegio San José.

La jornada se inició con una misa que compartimos con todos ellos para posteriormente tener un rato de conversación e intercambio de anécdotas y recuerdos que agradecen de manera especial por lo que supone de ruptura de su monotonía diaria. En mi caso, por haber coincidido durante la etapa colegial con ellos, presté más atención a los Padres López Pego y Arrizabalaga que visiblemente muestran el paso de los años, pero, pese a ello, con semblante risueño, cariñoso y dulce intercambiaron con nosotros algún comentario sin entrar en grandes profundidades. El “Harri” sigue manifestando que es forofo del Atlético de Bilbao, mientras que López Pego recordaba sus clases de Historia del Arte a través de sus famosas diapositivas”, Ricardo Acero Atanasio. Promoción 1967

“Si algún compañero tosía, ahí estaba el hermano Ballesta, para acompañar.

El hermano Ballesta, 40 años en Villafranca acompañando a los internos que por la noche lloraban cuando echaban de menos a sus padres. 40 años hablando con aquellos que formaban jaleo en las habitaciones para hacerles entender lo inconveniente de esa conducta, 40 años educando, 40 años cuidando, 40 años de entrega y servicio con niños y adolescentes. Y en su jubilación, se retira para acompañar a sus compañeros mayores, que él dice, que a veces son como niños de 12 años.

De regreso a casa, pensaba en esas vidas de entrega y me preguntaba, ¿realmente en mi vida estoy sirviendo y amando como me enseñaron? Y llego con la inquietud de tener menos certezas sobre si estoy tan acertada en mi camino… si realmente sigo con asignaturas pendientes en el amar y servir al prójimo”, Eva Carmona. Promoción 1992

Gracias a todos por transmitir tanto de vuestra experiencia con estas líneas tan emotivas.

Gabinete de Comunicación.