Las reuniones de promociones a lo largo del año suelen ser un espacio habitual para mantener el contacto y la relación entre compañeros del mismo curso, una vez que salen del Colegio. Esta buena costumbre se está generalizando en los distintos meses del año por muchas promociones que nos hacen llegar sus impresiones y celebraciones y que a nosotros nos gusta compartir con nuestra amplia red a través de los medios que tenemos a nuestra disposición.

Hoy vamos a acercarnos a una de ellas, vivida por la Pr. 88, poco antes de Navidad. Y nos ha llamado la atención especialmente por las palabras que nos transmite uno de los integrantes de ese curso, que volvió a reecontrarse con sus compañeros después de 30 años sin verlos. Reproducimos la carta que nos enviaba Jesús Martínez tras vivir ese reencuentro:

«Queridos compañeros de promoción. Después de un silencio de unos treinta años, y por indicación de mi hermano Moisés, también antiguo alumno, me animé a quedar con vosotros. Si tengo que resumir las sensaciones vividas, podría deciros que sentí una mezcla de varias, pero que al final, y una vez debidamente mezcladas dio como resultado un agradable cóctel para el paladar y para el ánimo.

En un principio sentí un poco de nerviosismo al preguntarme que, después de tantos años, qué pintaba yo allí. Podía haber dado la cara mucho antes. Sin embargo el personal me abrigó y en cuestión de diez minutos perdí el miedo.

Me alegró mucho ver a mi amigo Quiliano, fue uno de los nuevos que entró conmigo en 3º de Bachillerato. Tenéis que daros cuenta que cuando yo entré en el Colegio había alumnos que llevaban allí desde pequeños. Al llegar tan tarde te tienes que adaptar a una nueva vida y a unos nuevos compañeros. Yo tengo una personalidad bastante reservada y tenía mi circulo de amigos en mi pueblo. Al llegar al Colegio cambió todo mi entorno y me costó bastante trabajo la adaptación, por eso siempre he tenido cierto complejo como alumno al no sentirme completamente integrado. En este sentido también recuerdo, aunque no fue a la comida, a Matías, otro nuevo aquel año. Un abrazo a los dos.

Me gustaría haberme encontrado con mi amiga Cati Gragera, que durante mis estudios en Madrid nos vimos bastante y que la recuerdo con mucho cariño. Un fuerte beso le mando.  

En el sentido más agrio de sensaciones, me entristeció mucho la desgraciada muerte de Jesús López Galán, mi amigo de Hornachos. Con él tuve mucho contacto y la verdad que me sentó como un jarro de agua fría la noticia. También me impactó una foto que me enseñaron del «Pájaro».

En fin, como os digo, sensaciones de todo tipo. Pero con ganas de volver a la próxima. Muchas gracias por vuestra acogida. Un fuerte abrazo a todos».

Agradecemos a Jesús estas palabras que recogerán sus compañeros de promoción y otros tantos que viviendo situaciones parecidas, se animen a disfrutar de estos reencuentros que saben profundamente a Colegio, sin importar el lugar donde se celebren.

Gabinete de Comunicación.